Un documental de 2004 sobre el sector de comida rápida estadounidense fue el que introdujo la expresión «Super Size Me» en el léxico. En él se examinaban los efectos del consumo excesivo y descontrolado de comida rápida en el bienestar físico y psicológico del individuo. Veinte años después, los inversores de renta variable están viviendo su propia experiencia al estilo de «Super Size Me». Esta vez el exceso de consumo se centra en un pequeño conjunto de empresas estadounidenses y el daño que se inflige es una distorsión en los precios de las acciones y una concentración en la fuente de rentabilidad de los índices.
Este grupo elitista de empresas, apodado los «Siete Magníficos» (o incluso los «7 Mag») está compuesto por Alphabet, Amazon, Apple, Meta, Microsoft, Nvidia y Tesla. La mayoría de ellas son nombres familiares, aunque Nvidia podría constituir la excepción. Esta compañía, que causó sensación de un día para otro aunque se fundó hace 30 años, era poco conocida fuera de su nicho en la comunidad tecnológica hasta hace pocos años. El 14 de febrero de 2024, el fabricante de chips de IA con sede en Santa Clara, California, consolidó su rápido dominio para convertirse en la tercera empresa estadounidense más valiosa, eclipsando a Alphabet, matriz de Google, justo después de adelantar a Amazon. Sus acciones se dispararon hasta alcanzar un valor de 1,825 billones de dólares2, mientras que el valor de Alphabet se situaba en 1,821 billones3. La cotización de Nvidia se ha triplicado en el último año.
La creciente popularidad de la inversión en índices de menor coste (en relación con la gestión activa) ha propulsado, y sigue propulsando, el auge de los Siete Magníficos. A medida que los fondos de inversión pasivos han ido captando dinero nuevo, se han limitado a aceptar el precio que tenían las acciones en el momento de adquirirlas. Por otro lado, cuanto más se valore una empresa, más comprará de ella un fondo de inversión pasivo, lo que produce una espiral alcista de precios que elude cualquier evaluación objetiva de su valor.
Un mercado sumamente concentrado
Cinco de los valores Mag 7 proceden del ámbito tecnológico (aunque no se clasifiquen así en las definiciones del sector de la inversión), y ya estaba logrando unos resultados generalmente superiores de todos modos, lo que ha dado un impulso tan fuerte que ha desembocado en nuevos niveles de concentración. En los casos más extremos, la valoración de algunas de estas compañías rebasa ya la capitalización bursátil del total de empresas cotizadas de un país del G7. (Apple, Microsoft y ahora Nvidia son más grandes que el total de empresas cotizadas del Reino Unido, Francia y Canadá)4. Visto desde otra perspectiva, alrededor del 70% de la capitalización bursátil mundial se atribuye actualmente a valores estadounidenses. De acuerdo con todos los indicadores, la economía estadounidense es más grande y sólida que la de la mayoría de sus homólogas; aun así, solo representa un 18% del producto interior bruto mundial, lo que supone una gran diferencia con el valor que se le atribuye en bolsa. Según los analistas de Deutsche Bank5, el S&P 500 presenta actualmente un nivel de concentración máximo respecto a los últimos 100 años como mínimo, lo que plantea riesgos y efectos de arrastre para otros activos.
Cuando la concentración se vuelve tan extrema, es inevitable que surjan rumores acerca de un posible estallido de la burbuja. Esto, cuando ha sucedido, ha solido dar paso a unos años en que los gestores activos, especialmente los que invierten basándose en el valor, gozan de una racha alcista. Si el público pierde confianza, ante el caos producido por el estallido de la burbuja, y comienza a salir capital de los fondos indexados, esto podría precipitar un batacazo de las cotizaciones a la misma velocidad que su ascenso. Un régimen normativo más estricto, unido al escrutinio público de las grandes compañías tecnológicas y de la IA en general, así como los factores geopolíticos, se incluyen entre algunos de los escollos latentes en este escenario.
El fabricante de automóviles eléctricos Tesla queda fuera de la agrupación tecnológica, pero se enfrenta a sus propios retos, sobre todo la rápida aparición de una mayor competencia en el área de vehículos eléctricos. Según los informes, la compañía china BYD superó los niveles de producción alcanzados por Tesla en el último trimestre de 20236 y los ambiciosos programas de descuentos podrían alentar la presencia de fabricantes en los mercados extranjeros sensibles a los precios.
Invertir mientras se espera
Si comparamos gráficos de índices con ponderación equivalente, que neutralizan los efectos de concentración de las mayores compañías, con índices ponderados por capitalización bursátil, queda patente que los mercados con ponderación equivalente generan mejores resultados a largo plazo. También es cierto que evitar a los valores más grandes ha sido sensato cuando los niveles de concentración han tocado techo, porque, en el caso de las empresas más valoradas, gran parte de las buenas noticias ya se descontaron en su cotización en ese momento. Por ejemplo, los años que siguieron al estallido de la burbuja punto.com en 2000 fueron gloriosos para los gestores enfocados hacia el valor (value), ya que, en muchos sentidos, dieron alas al sector de los fondos de cobertura (hedge fund). Fue una época en que la buena selección de valores se veía recompensada y había multitud de títulos infravalorados abocados y listos para batir al mercado.
Los periodos en que la medida con ponderación equivalente se queda notablemente rezagada suelen surgir en momentos de fuertes tensiones o burbujas (como sucedió en la crisis financiera mundial, la pandemia de COVID-19, la Guerra del Golfo de 1990-91 y la burbuja punto.com). Desde marzo del año pasado constatamos que el S&P 500 y el MSCI World con ponderación equivalente se han comportado bastante peor que sus versiones ponderadas por capitalización bursátil7, aun sin grandes tensiones aparentes en el mundo. Entonces ¿esto apunta a una burbuja o simplemente a una interpretación excesiva de las relaciones históricas?
Mientras el mercado espera que la burbuja de los 7 Mag estalle o se desinfle, seguimos recordando a nuestros inversores las virtudes de la diversificación, y demostramos por qué los valores más grandes, por capitalización bursátil, no siempre generan las mejores rentabilidades a largo plazo.