La semana pasada, la montaña rusa de los mercados financieros estuvo dominada por la preocupación por los bancos tras la quiebra de dos de ellos en Estados Unidos y la adquisición de Credit Suisse por UBS. Esta semana analizaremos lo que todo esto significa para los tipos de interés y los mercados financieros.
En Estados Unidos, la preocupación se centra en los bancos pequeños y medianos, cuya regulación es menos estricta que la de sus homólogos de mayor tamaño, y que ofrecen tipos de depósito que no son competitivos con los fondos del mercado monetario. El goteo de salidas de depósitos se ha convertido en una avalancha, lo que agravará la restricción del crédito, un proceso que ya estaba en marcha mucho antes de que estallara la última crisis. El crédito a las pequeñas empresas y al sector inmobiliario comercial en general se verá afectado, lo cual es doloroso, pero forma parte del proceso de transmisión monetaria. Unas condiciones crediticias más restrictivas significan que la Reserva Federal probablemente no tendrá que subir tanto los tipos oficiales. De hecho, los mercados prevén fuertes recortes de tipos antes de finales de año y esperan que comiencen pronto.
En Europa no hay desajustes en la regulación y no se ha producido la misma salida masiva de depósitos. En general, los bancos están bien capitalizados y muchos de ellos están devolviendo capital a sus accionistas. Parece que Credit Suisse es un caso aislado. Lo mismo ocurre con los bancos británicos y, aunque las condiciones crediticias se están endureciendo en Europa, lo hacen a un ritmo más gradual que en Estados Unidos.
Los datos económicos se han visto ensombrecidos por la crisis bancaria, pero las cifras recientes han sido sólidas. Los índices de gestores de compras publicados para Europa y EE. UU. muestran un repunte de la actividad de los servicios, aunque la industria manufacturera fue más débil. El sector manufacturero es importante para el mercado bursátil, pero los servicios lo son mucho más para la economía en general y, sobre todo, para el empleo. Y eso es lo que importa para la política monetaria. Sin la crisis bancaria y estos datos recientes, los bancos centrales habrían aumentado los tipos de interés.
Creemos que la crisis crediticia en EE. UU. ha acercado la recesión, pero parece que la economía era más fuerte antes de la crisis. En Europa, la caída de los precios del gas natural ha supuesto un alivio tanto para los consumidores como para las empresas y los gobiernos.
En este contexto, en general preferimos los activos de riesgo en Europa, pero la renta variable en general puede tener dificultades. Y el euro podría fortalecerse frente al dólar. Los bonos siguen siendo atractivos, a pesar del reciente repunte.