- Las organizaciones supranacionales y las agencias gubernamentales se situaron entre los principales emisores de bonos sociales COVID-19 en 2020. El volumen de nuevas emisiones de deuda ESG (basada en criterios ambientales, sociales y de gobierno corporativo) ascendió a 520.000 millones de USD en 2020, lo que supone un aumento de más de 215.000 millones de USD con respecto a 2019.
- Parece probable que un mayor número de países se comprometan a respetar los objetivos de emisiones de carbono cero, así como los marcos para conseguirlos y las nuevas regulaciones. Existe una creciente tensión competitiva entre los países, ya que ninguno quiere quedarse atrás.
- Tanto los gobiernos como los mercados de bonos canalizarán fondos hacia una recuperación verde en 2021. En concreto, la UE está recaudando 100.000 millones de EUR para ayudar a los países más afectados por la COVID-19, y la mayor parte de las emisiones tendrán lugar en 2021.
- Tratamos de aportar mejoras al mercado (en términos de oportunidades de emisión, calidad de los bonos y rigor de la comunicación de información) y, con este fin, colaboramos de nuevo con la Asociación Internacional del Mercado de Capitales (ICMA).
2021 promete ser un año decisivo. Tras la victoria de los demócratas en las elecciones presidenciales estadounidenses de
noviembre, el mayor contaminador del mundo parece dispuesto a revocar su decisión de abandonar el Acuerdo de París. Además,
parece probable que un mayor número de países se comprometan a respetar los objetivos de emisiones de carbono cero, así como
los marcos para conseguirlos y las nuevas regulaciones.
Existe una creciente tensión competitiva entre los países, ya que ninguno
quiere quedarse atrás. Por ejemplo, el Reino Unido intentará probablemente
ir un paso por delante de Europa con su nueva agenda verde.
El plan del ministro de Economía británico, Rishi Sunak, anunciado en
noviembre, de emitir los primeros gilts (bonos soberanos) verdes del Reino
Unido en 20211 representa un avance decisivo. En efecto, el anuncio no solo
señala la intención del Gobierno, sino que además sirve de ejemplo, ya que
probablemente alentará nuevas emisiones de bonos verdes e impulsará el
desarrollo de las finanzas verdes y sociales en el Reino Unido.
En Columbia Threadneedle Investments acogimos con especial agrado esta
iniciativa, ya que durante mucho tiempo hemos venido haciendo campaña
a favor de la emisión de un bono verde, sobre todo a través de nuestra
participación en el Impact Investing Institute. La propuesta conjunta de un
«Green+ Gilt», presentada por el Impact Investing Institute junto con otras
organizaciones en octubre de 2020, fue respaldada públicamente por
400 inversores y titulares de activos, que representaban un volumen de
activos gestionados valorado en más de 10 billones de GBP, lo que ponía
de relieve el significativo apoyo existente en el mercado.2
Consideramos que parte de nuestra función consiste en promover los
mercados de bonos verdes y sociales. El gilt verde del Reino Unido aporta
una nota de optimismo a este arranque de 2021, año en el que el Reino
Unido será anfitrión de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el
Cambio Climático (COP-26). Más importante aún es el anuncio del Gobierno
de que lanzará un banco de infraestructura nacional3 que podría emitir sus
propios bonos verdes o sociales.
Las organizaciones supranacionales y las agencias gubernamentales se
situaron entre los principales emisores de bonos sociales COVID-19 en
2020. El volumen de nuevas emisiones de deuda ESG (basada en criterios
ambientales, sociales y de gobierno corporativo) ascendió a 520.000 millones
de USD en 2020, lo que supone un aumento de más de 215.000 millones
de USD con respecto a 2019.4 En concreto, la emisión de bonos sociales
representó 160.000 millones de USD (lo que representa un aumento del
788% con respecto a 2019, que fue en sí un año récord en términos de
emisión social), siendo más de la mitad bonos específicos centrados en
la mitigación de los efectos de la COVID-19.5
El anuncio sobre los gilts verdes no solo señala la intención del Gobierno, sino que además sirve de ejemplo, ya que probablemente alentará nuevas emisiones de bonos verdes
No solo admiramos la magnitud de la respuesta del mercado de deuda
frente a la crisis, sino también la velocidad de dicha respuesta. Estos bonos
sociales COVID-19 se emitieron a finales de marzo, apenas unas cuantas
semanas después de la llegada del virus a Europa.
Estos emisores pudieron responder con rapidez porque ya contaban con
marcos de emisión de bonos verdes, sostenibles e incluso sociales,
con directrices sobre qué tipos de proyectos podían financiar y cómo informar
sobre el uso de los fondos, entre otros asuntos. Gracias a esto, lograron
reaccionar a gran velocidad. En 2021, no solo espero ser testigo de una
mayor emisión, sino también de la implantación de marcos similares por parte
de más organismos, compañías e instituciones financieras. Esto nos ofrecería
mayores oportunidades para seguir invirtiendo en estos ámbitos.
Tanto los gobiernos como los mercados de bonos canalizarán fondos hacia
una recuperación verde en 2021. En concreto, la UE está recaudando
100.000 millones de EUR para ayudar a los países más afectados por la
COVID-19, y la mayor parte de las emisiones tendrán lugar en 2021.6 Si bien
estos fondos se centrarán en proyectos ambientales, también deberían tener
beneficios sociales indirectos, en forma de trabajos de «cuello verde»
en sectores como las infraestructuras verdes.
A través de nuestra colaboración con el Impact Investing Institute y la Asociación Internacional del Mercado de Capitales (ICMA) tratamos de aportar mejoras al mercado, en términos de oportunidades de emisión, calidad de los bonos y rigor en la comunicación de información
A través de nuestra colaboración con el Impact Investing Institute y la
Asociación Internacional del Mercado de Capitales (ICMA) tratamos de aportar
mejoras al mercado, en términos de oportunidades de emisión, calidad de
los bonos y rigor en la comunicación de información. Con anterioridad, hemos
participado en el diseño de los principios de los bonos sociales de la ICMA y
nos hemos comprometido a trabajar con la asociación otro año más.
La redacción definitiva de la nueva legislación ambiental y social está prevista
para 2021. Dicha legislación probablemente conllevará costes sustanciales
para algunas compañías. En esta situación, ¿preferiría invertir en un fondo
convencional que pudiera verse perjudicado por la regulación o en un fondo
de inversión responsable que pudiera beneficiarse?